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¿De qué tamaño es la bondad? - Leyenda africana


Hace mucho tiempo, en los días en que los animales y las personas podían hablar entre sí y entenderse, un cazador salió a cazar con su arco y sus flechas. 
A poco de andar, oyó un extraño ruido y se detuvo a escuchar. El sonido provenía de un agujero en el suelo. ¿Qué era lo que hacía ese ruido? Era una rata, una ratita que se había caído en un hoyo y no podía salir.
- ¡Ayúdame! –le suplicó al cazador-. Por favor, bondadoso señor. ¡Ayúdame a salir de aquí!
El cazador inclinó su arco hasta el pozo. La rata subió por el arco y así pudo salir del agujero.
- Gracias –dijo la rata-. Me hubiera muerto de hambre allí dentro. Hombre bondadoso, si alguna vez puedo ayudarte, lo haré.
El cazador se rió.
- ¿Qué? ¿Tú ayudarme a mí? ¿Una cosita tan pequeñita como tú?
- Ya veremos –dijo la ratita. Y con una inclinación de cabeza, se escurrió por el camino.
El cazador siguió su camino también. Pero no había ido aún muy lejos, cuando empezó a levantarse un fuerte viento y grandes nubes de tormenta se entrechocaron en el cielo.
- Será mejor que me busque un refugio -se dijo el cazador. Y corrió hasta una cueva para refugiarse y esperar hasta que la lluvia parara. Una vez adentro, se acomodó para comer la vianda que llevaba con él.
De pronto, una sombra oscureció la boca de la cueva: era un enorme león que estaba entrando.
El cazador trató de manotear su arco, pero el león se interpuso. ¡Estaba atrapado!
- Ah... buen día, león –dijo el cazador con amabilidad- ¿Ésta es su cueva? No era mi intención quitársela. Yo sólo estaba aguardando a que la lluvia parara. Así que ahora si se corre un poquito, seguiré mi camino y...
- ¡No!- rugió el león- ¡Quédate! Come tu comida. Y luego, te comeré yo a ti.
El cazador pensó que ése iba a ser seguramente su fin, cuando de pronto se escuchó una risa que resonó por toda la caverna.
- ¡Oh, sí! –dijo una profunda y terrible voz-. El cazador comerá su comida. El león comerá al cazador. Luego, yo me comeré al león.
- ¿Dónde estás tú? – preguntó el león mirando para todos lados.
- Alrededor de ti, por todas partes.
- Y ¿quién eres tú?
La poderosa risa resonó por toda la caverna.
- Soy el terrible matador de leones- Apúrate león, así yo podré comerte a ti.
El león dudó.
- Yo... yo creo que no tengo mucha hambre ahora- murmuró el león. Y se puso de pie y corrió fuera de la cueva como un cachorro asustado, hasta que se perdió de vista.
El cazador recogió su arco.
- ¿Quién será el terrible matador? ¿Quién es lo suficientemente valiente como para asustar a un espantoso león?- susurró el cazador.
- Yo – dijo la ratita, asomándose por entre unas rocas.
- Pero, tú eres tan sólo una ratita – dijo el cazador- ¿Quién tenía esa voz terrible?
- Yo -contestó la rata-. Yo sé que soy demasiado pequeña para luchar con un león. Pero, en cambio, los ecos maravillosos de esta caverna hicieron que mi voz sonara terrible y poderosa.
El cazador rió.
- Oh, mi inteligente amiga, perdóname por burlarme de ti. Puede que tú seas pequeña, pero yo debería haberme dado cuenta de que la inteligencia y la bondad no pueden medirse.

FIN

Publicado por Agustina Olivera
Texto extraído de: http://bibliopequeitinerante.blogspot.com/2013/06/leyenda-africana-de-que-tamano-es-la.html

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